El PNV ha desandado la larga travesía en el desierto que se inició cuando, en 1951, el Estado francés entregó al régimen franquista el inmueble del número 11 de Avenue Marceau, en París, que había sido habilitado para acoger al Gobierno vasco del lehendakari José Antonio Aguirre en el exilio y que fue incautado por el nazismo en la Segunda Guerra Mundial. “Nunca nos fuimos emocionalmente de París, pero ahora volvemos físicamente y espero que en un futuro organizativamente también”, ha afirmado el presidente del Euzkadi Buru Batzar, Aitor Esteban, en el acto solemne por el que el partido jeltzale ha celebrado la devolución del edificio tras el acuerdo alcanzado con el Gobierno de Pedro Sánchez, y que ya había negociado con los anteriores ejecutivos del PP.
Ha sido un acto con una acentuada carga emocional y una amplísima presencia institucional, incluyendo al lehendakari Imanol Pradales, consejeros del Gobierno vasco, el actual EBB y los miembros de la anterior ejecutiva liderada por Andoni Ortuzar, bajo cuyo mandato se confirmó la restitución del edificio. Esteban ha dicho que no se trata meramente de un espacio físico sino que se erige como “un símbolo de resistencia de un pueblo, de la lucha contra el fascismo y el nazismo, de desarraigo y exilio, y de construcción europea”. “Este edificio ha representado todos los principios en los que cree este partido y por los que vale la pena estar en política”, ha aseverado.
En su intervención ha tenido un recordatorio para las críticas que PP y Vox vertieron contra esta restitución, un “escándalo que no vamos a olvidar”, ha asegurado. “Han sido dignos sucesores del régimen franquista”, ha censurado, después de que el primer intento de certificar la devolución fracasara con el rechazo al decreto ómnibus del Gobierno español en el Congreso. El PP denunció entonces que una de las medidas de ese paquete era “regalar un palacete en París al PNV”, al que calificó de “partido aprovechategui”.
Así, el actual secretario general 'popular', Miguel Tellado, escribió: “Quieren aprovechar la debilidad de Sánchez y hacer caja. En beneficio, no del País Vasco, en beneficio del PNV”. Sin embargo, el BOE publicó a principios de enero el reconocimiento de la titularidad del PNV, que no tenía vuelta atrás y se confirmó en una segunda votación.
El acto de hoy ha sido prolijo en gestos y Aitor Esteban, junto al lehendakari, han sido los primeros en cruzar el portón azul que da acceso al número 11 de Marceau. Imanol Pradales ha descubierto después una placa a la entrada del inmueble escrita en euskera y francés con la siguiente inscripción: “Símbolo de exilio, libertad y democracia. Aquí recibió cobijo el lehendakari Agirre. Robado por los nazis a EAJ-PNV y recuperado en 2025”.
El presidente del EBB ha izado su vez una ikurriña en uno de los balcones del inmueble y muchos de los presentes se han hecho selfis con una enseña vasca histórica. Antes ha tomado la palabra el expresidente del EBB Andoni Ortuzar, para asegurar que “estamos protagonizando un acto de justicia, un acto de memoria y reparación. Es un caso de esos que reconfortan a cualquier demócrata”.
“Franco y sus gobiernos dictatoriales quisieron convertir este edificio en un símbolo de su victoria y de nuestra derrota, la de los euskaldunes demócratas –ha proseguido–. Pelearon con todas las malas artes posibles para usurparlo y mantenerlo”. Ha finalizado asegurando que “este acto sirve también para limpiar la presencia violenta entre estas paredes de nazis, de agentes de la Gestapo y de la policía franquista que tantas vidas vascas y demócratas costaron. En memoria y homenaje a todas ellas estamos hoy aquí”.
Palestina y Ucrania
Tras concluir, se ha fundido en un abrazo con Esteban, que ha señalado a continuación que “la democracia no puede ser la ley del más fuerte”. Ha criticado los conflictos de Palestina y Ucrania y los ha comparado con los tiempos en los que sus antecesores lucharon contra el nazismo y el franquismo, una lucha simbolizada en el edificio señorial del siglo XIX, de 1.300 metros cuadrados, situado en pleno centro de la capital francesa frente a la Embajada española.
Ha añadido que “esta restitución no es pasado, es futuro. Futuro para las nuevas generaciones de vascas y vascos. Para quienes se sienten interpelados por su país. Aquí tienen un ejemplo de compromiso personal que demuestra que vale la pena emular en estos tiempos turbulento”. “La juventud quiere aquellos valores que fueron defendidos por el PNV en tiempos de autoritarismo: democracia, convivencia, libertad de expresión, dignidad”, ha continuado, y ha finalizado señalando que “Euskadi no se construye con la fuerza, se construye con constancia, palabras y voluntad democrática. Esa es la manera de convencer. Vencer por la fuerza sin convencer está abocado al fracaso”, ha zanjado.
Ley de Memoria
Además de militantes y simpatizantes jeltzales y miembros de la diáspora vasca residentes en Francia, al acto ha acudido una amplia representación del PNV e institucional. Junto a los burukides del EBB y los de la anterior Ejecutiva, Pradales ha estado acompañado por la vicelehendakari, Ibone Bengoetxea, y los consejeros Noel d’Anjou, Nerea Melgosa y Amaia Barredo. También han asistido las portavoces jeltzales del Congreso, Maribel Vaquero, del Senado, Estefanía Beltrán de Heredia, y el Europarlamento, Oihane Agirregoitia; el presidente de la Asamblea Nacional, Julen Antoñana; el presidente del Parlamento de Nafarroa y también burukide, Unai Hualde; y los presidentes de las Juntas Generales de Araba, Irma Basterra, Bizkaia, Ana Otadui, y Gipuzkoa, Xabier Ezeizabarrena.
Han estado a su vez presentes familiares del lehendakari José Antonio Aguirre y el lehendakari Jesús María Leizaola, además de los descendientes de la familia que custodiaba el número 11 de Avenue Marceau, la familia Errazti; y los de Francisco Belausteguigoitia Landaluce, emigrante vasco residente en México que envió 65.000 dólares al tesorero del PNV Heliodoro de la Torre en 1936 para comprar el edificio.
El PNV adquirió el inmueble el 12 de septiembre de 1936, antes de que se constituyera el primer Gobierno vasco el 7 de octubre de ese mismo año. Ante el estallido de la Guerra Civil y el posterior exilio, se habilitó este espacio para acoger al Gobierno vasco liderado por el lehendakari Aguirre. El edificio acabó siendo incautado por el Ejército nazi y la Gestapo cuando el nazismo invadió Francia en 1940.
Fue recuperado de forma provisional tras la Segunda Guerra Mundial en 1944 y sirvió de acicate para instituciones europeístas, hasta que una sentencia de un tribunal francés ordenó entregárselo a las autoridades franquistas en 1951. “Una mancha en el expediente francés”, ha indicado Esteban, mientras Ortuzar lo ha atribuido “al chantaje del franquismo a la entonces débil democracia francesa”. En los últimos años albergaba la biblioteca Octavio Paz del Instituto Cervantes en París, que abandonó el lugar hace unos meses.
"Es nuestra casa"
El PNV ha tratado de recuperar el edificio en varias ocasiones, y desde 2022 la Disposición Adicional Novena de la nueva Ley de Memoria Democrática permite la devolución de incautaciones que hubieran tenido lugar en el extranjero. Esteban agradeció ayer a todos los que de una forma u otra han permitido que el edificio volviera a manos del PNV, “incluidas personas de la administración central” que no citó porque “saben quiénes son”.
Buena prueba de la dificultad de la empresa ha sido la escena recordada por Ortuzar, cuando el año pasado tuvo la ocasión de participar en el mismo salón del edificio de Marceau en un acto con motivo del aniversario del Consejo Español del Movimiento Federal Europeo. El expresidente del EBB ha rememorado que durante su discurso dio la bienvenida “a nuestra casa” a los asistentes. “Alguno de los presentes levantó la ceja con sorpresa y otros con disgusto, pero era la verdad. Entonces sabíamos que era nuestra casa y hoy ya lo es de pleno derecho”, ha afirmado.
“Este edificio siempre estuvo al servicio del pueblo vasco y, lehendakari, si fuera necesario lo estará”, ha asegurado por su parte Esteban, cuya única referencia velada al futuro uso que se le dará ha sido su afirmación de que puede tener una función “organizativa” para el partido.