- El Europa fue escenario ayer por la tarde de la entrega de premios con los que Ajebask reconoce la labor de jóvenes empresarios y empresarias del territorio, un palmarés donde esta vez ha habido lugar para la cultura de la mano de Zuriñe Benavente y la compañía Altraste Danza, cuya labor también incluye, además de la producción de espectáculos, la realización del programa de formación y mediación danzÁlava, que acaba de cerrar su quinta edición.
Por las propias características del sector aquí, y Álava es un claro ejemplo de ello, a muchos artistas y creadores les toca ser también gestores, administrativos, comunicadores y un largo etcétera de profesiones más vinculadas a ese lado empresarial. ¿Se siente más o menos cómoda en estas otras facetas?
-En el caso de Altraste Danza somos un equipo de dos personas, Ignacio Monterrubio y yo, y entre ambos nos repartimos todas esas tareas y más. Eso hace que sea más llevadero. Pero es verdad que para mí es difícil porque soy y me considero artista, es en lo artístico en lo que de verdad me desenvuelvo. Lo otro son trabajos que tienes que ir aprendiendo y que haces por necesidad.
Aprendiendo mucho a cada paso práctico, ¿verdad?
-Muchísimo. Prueba y error. Además, como en la compañía también desarrollamos un programa como danzÁlava, te encuentras con otro campo también que requiere mucho trabajo de gestión. Poco a poco vas descubriendo. En el camino es donde vas aprendiendo.
Para una compañía de estructura pequeña como Altraste, adentrarse por ejemplo en proyectos extra como danzÁlava tiene que suponer un esfuerzo muy importante, ¿no?
-Sí, sí, cuanto más te lías, más cargas llevas, pero es que para nosotros es una gran satisfacción poder generar el movimiento que produce danzÁlava en una ciudad como Vitoria. Es lo que te hace soportar esas cargas de las que hablábamos.
En su caso, además, el trabajo se desarrolla desde el medio rural en el que residen los componentes de la compañía. ¿Puede ser un problema para ese lado empresarial?
-No sabría decir si es una complicación pero es cierto que en todo aquello que tiene que ver, por así decirlo, con el papeleo, tienes que bajar a Vitoria. En ese aspecto, sí que te obliga a moverte bastante a menudo. Pero tiene muchas otras ventajas. Para empezar, que el ritmo de vida es otro, que estás más relajado y eso hace que tu trabajo, en el campo, sea más agradecido. Así que no diría que suponga un problema, para nada.
También en su camino profesional está el trabajo para otras compañías, para terceros.
-Es un equilibrio fundamental. Cuando la compañía es tuya, toda la responsabilidad que llevas encima pesa lo suyo. Además, es un trabajo lento. Vas construyendo poco a poco, planteando las cosas con tiempo, planificando, diseñando. Sin embargo, cuando trabajas para terceros, todo eso no existe. Te implicas mucho, eso por supuesto, pero en tu faceta de intérprete. Eso, a nivel personal, me supone una liberación mental que me viene bien de vez en cuando. Es importante ese equilibrio, como decía, entre lo que generas y lo que supone ir a hacer solo tu trabajo artístico. Tampoco me gusta meterme en mil proyectos con otros porque también quiero cuidar Altraste y lo que supone.
Por si no faltan suficientes piedras en el camino, aparece la pandemia.
-Es una más, eso por supuesto. Pero a nosotros hay una parte que no nos ha venido del todo mal. Es decir, a nivel nacional se ha apoyado más a lo de aquí ante la imposibilidad de traer artistas y compañías de fuera, y eso nos ha dado la posibilidad de movernos más por diferentes puntos y de actuar más. Pero bueno, más allá de eso, sí que ha habido diferentes problemas, por ejemplo, con danzÁlava cuando hemos traído a creadores de otros países. Son cuestiones, de todas formas, a las que nos hemos terminado adaptando. Florence Augendre, que es la última que ha tomado parte este año en danzÁlava, nos decía la semana pasada que todo esto es una maravillosa oportunidad para que emerja un cambio en el ser humano. A ver si es verdad.
Premios por su trabajo artístico ya tiene y además relevantes, pero ¿cómo recibe este galardón de carácter empresarial porque no suele ser nada habitual que la gente de la cultura reciba este tipo de reconocimientos?
-La verdad es que me resulta curioso porque nos cuesta considerarnos empresarios. Una espera que el reconocimiento que le pueda llegar un día sea de la parte artística. Pero me siento contenta con este premio porque me parece interesante que se ponga en valor la danza en ámbitos de este tipo. Que ayer, en un acto de carácter empresarial, se hablase de danza me gusta, me parece que es importante. A nosotros mismos nos cuesta a veces darnos cuenta de que lo que hacemos, como la danza, también genera en el plano económico. Un reconocimiento así nos viene bien. También al sector. Puede ser un poco raro decirlo, pero también somos empresarios.